Establiment: La Malquerida de la Trinidad
45002 Toledo
Calle Trinidad, 2
Tfn 925 67 20 54
Preu orientatiu: 11,50 €
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La Malquerida de la Trinidad
LOCAL
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Acceso:
Discapacitados
Aparcamiento:
Dificil
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Espacio:
Mediano
Aire acond. Calefacción
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Distribución:
Buena
Iluminación:
Buena
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Mobiliario:
Vintage, americano
Cómodo, sillas y bancos.
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Limpieza servicios:
Aceptable
Secador manos:
Inexistente en el de discapacitados
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Cambiador:
Sí
Extras:
No
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PERSONAL
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CARTA
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Vestuario:
Correcto
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Amabilidad:
Justa
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Eficacia:
Mejorable
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Presentación:
Triste
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Vinos:
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IDIOMAS
| |||||
Español
| Inglés |
En nuestra visita por Toledo nos encontramos con este restaurante justo al lado de la catedral. Es lo único bueno que tiene: la ubicación. La decoración es una mezcla vintage; mesas con florecitas, sofá retro en la entrada, banco forrado de escay rojo, manteles de papel individuales, cubiertos envueltos en servilleta de papel con una gomita...
Vimos en la puerta que habia un "menú toledano" a 11'50 €, que para ser lunes está bien, y decidimos entrar. Nos sentamos, yo en el banco, lleno de migas de pan y restos de comida. Tuve que limpiarlo antes de sentarme. Nos trajeron la carta, unos folios grapados dentro de una bolsa de plástico, la leímos evitando los manchurrones de grasa que había y pedimos las migas manchegas y el asadillo manchego de primero y luego los dos segundos: venado en salsa y carcamusas. Añadimos una copa de cerveza y una copa de vino. No me preguntéis qué vino, ni idea, solo sé que pedía gaseosa a gritos.
El asadillo manchego era un bote de tomate frito, con pimientos de lata al que le habían añadido comino con mucha alegría, yo creo que para enmascarar el precocinado. Un trozo de atún y un puñado de cebolla frita (de esa que ha puesto de moda el Ikea) para adornar y andando, que eso se come frío.
Lo de las migas manchegas fue de lo más decepcionante. Migas recalentadas en el microondas. El pan gomoso, caliente por unas zonas del plato, tibias por otras... Un auténtico maltrato a la cocina manchega llamar a eso migas.
Mientras esperábamos el segundo observaba "una paella" que comían unos mejicanos una mesa más allá. No se si me hacía más daño a los ojos el amarillo brillante o el verde intenso de los guisantes.
Cuando me estaba compadeciendo mentalmente de ellos se fueron los de la mesa de al lado y la camarera vino a recoger. En ese momento supe por qué los bancos estaban llenos de comida: pasó el trapo sobre la mesa como los hipopótamos mueven su colita para esparcir la inmundicia. Y claro, las gomitas que sujetaban los cubiertos quedaron en la esquina de la mesa así que cuando llegaron unos japoneses a sentarse, allí estaban. Incluso depués de colocar los mantelitos individuales y los cubiertos nuevos, las gomitas, allí estaban. Y llegaron los segundos.
Las carcamusas fueron el plato únicamente pasable, magra de cerdo en salsa con guisantes, bueno, la salsa ni pedía pan a gritos ni nada. Pero algo teníamos que comer!
El venado llegó, y decepcionó. Nutrido en nervios y grasa, con carne apta para buenas dentaduras. Acompañado de esas chips gordotas.
Los japoneses vecinos preguntaron el nombre del plato, les informé, además de un par de restaurantes cercanos. Se reían, pero cuando les mostré las gomitas que descansaban en la esquina de la mesa y su orígen, me sonrieron, arigato, arigato, y se fueron a degustar manjares castellanos al Alfileritos 24 o a La Abadía.
Aunque ví por internet que la tarta de zanahoria de este sitio es deliciosa, los platos que comimos y las dos empanadas que había sobre una mesa, al aire, no me invitaron a comer más, y cuando fuí al lavabo, no había forma de secarse las manos: ni aire, ni papel, ni nada... He comido menús de 9 € mucho mejores...
Visitad la Catedral de Toledo, pero en La Malquerida no os recomiendo comer.
Vimos en la puerta que habia un "menú toledano" a 11'50 €, que para ser lunes está bien, y decidimos entrar. Nos sentamos, yo en el banco, lleno de migas de pan y restos de comida. Tuve que limpiarlo antes de sentarme. Nos trajeron la carta, unos folios grapados dentro de una bolsa de plástico, la leímos evitando los manchurrones de grasa que había y pedimos las migas manchegas y el asadillo manchego de primero y luego los dos segundos: venado en salsa y carcamusas. Añadimos una copa de cerveza y una copa de vino. No me preguntéis qué vino, ni idea, solo sé que pedía gaseosa a gritos.
El asadillo manchego era un bote de tomate frito, con pimientos de lata al que le habían añadido comino con mucha alegría, yo creo que para enmascarar el precocinado. Un trozo de atún y un puñado de cebolla frita (de esa que ha puesto de moda el Ikea) para adornar y andando, que eso se come frío.
Lo de las migas manchegas fue de lo más decepcionante. Migas recalentadas en el microondas. El pan gomoso, caliente por unas zonas del plato, tibias por otras... Un auténtico maltrato a la cocina manchega llamar a eso migas.
Mientras esperábamos el segundo observaba "una paella" que comían unos mejicanos una mesa más allá. No se si me hacía más daño a los ojos el amarillo brillante o el verde intenso de los guisantes.
Cuando me estaba compadeciendo mentalmente de ellos se fueron los de la mesa de al lado y la camarera vino a recoger. En ese momento supe por qué los bancos estaban llenos de comida: pasó el trapo sobre la mesa como los hipopótamos mueven su colita para esparcir la inmundicia. Y claro, las gomitas que sujetaban los cubiertos quedaron en la esquina de la mesa así que cuando llegaron unos japoneses a sentarse, allí estaban. Incluso depués de colocar los mantelitos individuales y los cubiertos nuevos, las gomitas, allí estaban. Y llegaron los segundos.
Las carcamusas fueron el plato únicamente pasable, magra de cerdo en salsa con guisantes, bueno, la salsa ni pedía pan a gritos ni nada. Pero algo teníamos que comer!
El venado llegó, y decepcionó. Nutrido en nervios y grasa, con carne apta para buenas dentaduras. Acompañado de esas chips gordotas.
Los japoneses vecinos preguntaron el nombre del plato, les informé, además de un par de restaurantes cercanos. Se reían, pero cuando les mostré las gomitas que descansaban en la esquina de la mesa y su orígen, me sonrieron, arigato, arigato, y se fueron a degustar manjares castellanos al Alfileritos 24 o a La Abadía.
Aunque ví por internet que la tarta de zanahoria de este sitio es deliciosa, los platos que comimos y las dos empanadas que había sobre una mesa, al aire, no me invitaron a comer más, y cuando fuí al lavabo, no había forma de secarse las manos: ni aire, ni papel, ni nada... He comido menús de 9 € mucho mejores...
Visitad la Catedral de Toledo, pero en La Malquerida no os recomiendo comer.
A veure si avui no es perd el comentari... :)
ResponEliminaQuin fàstic de lloc pel que comentes i veig a les fotos.... fan molta ràbia aquestes porqueries...
Salut!
Comentaria rebut!!!!
EliminaDoncs sí, un mal dinar. Quan no conec un lloc faig una ullada per internet i a la app foursquare i com es parlava de la "tarta de zanahoria" com un plat espectacular, vam decidir anar-hi. Les ganes de tastar la pastanaga van marxar ràpidament.
Aquesta setmana tots dos hem fet entrades al bloc de "punxades" :-)
La propera entrada: un menú de 9€ molt molt correcte, perquè per menjar bé no sempre s'ha de gastar molt.
Salut Ricard!!!