Calle Colón, 53
Tfn 969 23 30 30 Precio orientativo: 35 € |
Nazareno y Oro, Horno Asador
LOCAL
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Acceso:
Fácil
Aparcamiento:
Fácil
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Espacio:
Mediano (40p)
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Distribución:
Amplia
Iluminación:
Bona
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Mobiliario:
Sillas
Trona bebè |
Limpieza lavabo:
Buena
Secador de manos:
Papel
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Cambiador:
No
Extras:
No
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PERSONAL
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CARTA
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Vestuario:
Uniforme
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Amabilidad:
Sí
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Eficacia:
Sí
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Presentación:
Clásica
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Vinos y cava:
De la Tierra
De otras tierres |
Otros:
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IDIOMAS
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Castellano
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Cuenca, la parte de la ciudad vieja, situada entre las hoces del río Júcar y su afluente el Húecar, es Patrimomio de la Humanidad desde el 1996. Las casas colgadas son su monumento más representativo y en muchos hogares, allà por los años 70, había una botella de resolí con esta forma arquitectónica. Ahora albergan el Museo de Arte Abstracto Español, con obras de Fernando Zóbel, Tàpies y Chillida, entre otros. Una visita gratuita y recomendable. Merecen una visita también el puente de San Pablo, la catedral y la torre de Mangana como parte de esta Ciudad Patrimonio.
Como "patrimonio gastronómico", Cuenca tiene platos como el ajoarriero, el morteruelo, los zarajos, asados de lechazo o cochinillo y por supuesto, quesos manchegos y miel de la comarca de La Alcarria, ingrediente del dulce llamado ajalú. Fuimos al asador Mesón Nazareno y Oro a probar algunos de estos platos y resulto ser un local muy acogedor, una decoración clásica con vidrieras impresionantes (del mismo autor que las de la catedral), una atención cercana y unos platos buenísimos.
Para acompañar la comida, un D.O. Ribera del Duero, el Protos Roble 2014 que nos trajeron con un salmorejo de aperitivo muy suave y fresco.
Empezamos con el ajoarriero, también llamado atascaburras, una pasta de patata, bacalao, huevo duro y pan rallado. Se unta en el pan y se come a temperatura ambiente, y este en concreto se come muy bien, estaba muy bueno, justo en sal, para acabar de aderezar según preferencía. Otro plato típico de Cuenca es el morteruelo, un paté hecho de liebre, perdiz, conejo, gallina, hígado de cerdo y jamón que se come caliente. Un plato contundente, de intenso sabor y en cantidad abundante. Entre los dos no pudimos acabarlo pensando en que era mejor acabar los platos que habíamos pedido para después, así que nos lo llevamos para merendar. Como platos principales pedimos una paletilla de cordero lechal D.O. Lechazo de Castilla que se deshacía en la boca. Y un cochillo asado, crujiente por fuera, tierno por dentro y con ese sabor de horno tradicional. Una delicia de plato. Nos quedamos tan satisfechos que no nos animamos con los postres y la cuenta final fue de 36 € por persona. La atención muy buena en todo momento y el local estaba lleno por lo que parecían clientes habituales, es uno de esos restaurantes clásicos del barrio de trato familiar y comida tradicional, un acierto para probar platos típicos manchegos.
Como "patrimonio gastronómico", Cuenca tiene platos como el ajoarriero, el morteruelo, los zarajos, asados de lechazo o cochinillo y por supuesto, quesos manchegos y miel de la comarca de La Alcarria, ingrediente del dulce llamado ajalú. Fuimos al asador Mesón Nazareno y Oro a probar algunos de estos platos y resulto ser un local muy acogedor, una decoración clásica con vidrieras impresionantes (del mismo autor que las de la catedral), una atención cercana y unos platos buenísimos.
Para acompañar la comida, un D.O. Ribera del Duero, el Protos Roble 2014 que nos trajeron con un salmorejo de aperitivo muy suave y fresco.
Empezamos con el ajoarriero, también llamado atascaburras, una pasta de patata, bacalao, huevo duro y pan rallado. Se unta en el pan y se come a temperatura ambiente, y este en concreto se come muy bien, estaba muy bueno, justo en sal, para acabar de aderezar según preferencía. Otro plato típico de Cuenca es el morteruelo, un paté hecho de liebre, perdiz, conejo, gallina, hígado de cerdo y jamón que se come caliente. Un plato contundente, de intenso sabor y en cantidad abundante. Entre los dos no pudimos acabarlo pensando en que era mejor acabar los platos que habíamos pedido para después, así que nos lo llevamos para merendar. Como platos principales pedimos una paletilla de cordero lechal D.O. Lechazo de Castilla que se deshacía en la boca. Y un cochillo asado, crujiente por fuera, tierno por dentro y con ese sabor de horno tradicional. Una delicia de plato. Nos quedamos tan satisfechos que no nos animamos con los postres y la cuenta final fue de 36 € por persona. La atención muy buena en todo momento y el local estaba lleno por lo que parecían clientes habituales, es uno de esos restaurantes clásicos del barrio de trato familiar y comida tradicional, un acierto para probar platos típicos manchegos.
Déu n'hi do els entrants: atascaburras i morteruelo... #pahaversematao...
ResponEliminaMolt light no vareu fer el dinar, oi?
Conyes a banda, tots els plats es veuen a bon nivell.
Salut!!
El ajoarriero (atascaburras) estava moooolt bo. No sé per què li diuen atascaburras, de veritat que no és un plat pesat ni de menjar, ni de digerir. És molt més "cansino" el morteruelo, pel meu gust, és clar.
EliminaLes carns boníssimes, i molt bé de preu trobo.
Salut!